Entre los efectos adversos de la pandemia y el aplazamiento de inversiones privadas por temas de confianza, la baja inversión pública en obras de infraestructura y la inflación (los precios de los materiales para la construcción se incrementaron hasta en dos dígitos), la mejoría de la industria de la construcción no termina de cuajar.
Para 2023 los pronósticos no son más optimistas, toda vez que los analistas del sector prevén un crecimiento anual del orden del 1%. No será, dicen, sino en 2024 cuando reporte una franca recuperación.
La importancia de la industria de la construcción radica en su aportación de alrededor del 7% al PIB nacional, lo que la ubica como la cuarta actividad más importante en cuanto a la generación de riqueza y demandante de productos ferreteros y materiales para la construcción.