Así lo afirma un grupo de ingenieros de la Universidad de Purdue, en EE. UU., que desde hace seis años trabaja en el desarrollo de una pintura ultrablanca cuya reflectancia solar es tan efectiva que durante una prueba al aire libre con una temperatura ambiente de 43 grados Fahrenheit, redujo la temperatura en 18 grados.

Las pinturas comerciales que rechazan el calor reflejan entre el 80% y 90% de la luz solar y no pueden alcanzar temperaturas por debajo de su entorno, mientras que la pintura ultrablanca refleja el 95.5% e irradia eficientemente el calor infrarrojo. Se habla de una pintura de enfriamiento radiativo (proceso que aprovecha la diferencia de temperatura entre los objetos en la superficie de la Tierra y el espacio exterior) que permite prescindir de los aparatos de aire acondicionado.

La técnica que usaron los investigadores es compatible con el proceso de fabricación de pintura comercial, y según sus estimaciones de costos sería más barata de producir y podría ahorrar alrededor de un dólar por día que se habría gastado en aire acondicionado para una casa con una superficie aproximada de 327 m2. Además estiman que estará a la venta en un año, y mientras trabajan para aumentar su durabilidad y resistencia a la suciedad, también están desarrollando pinturas de colores que utilizan el ultrablanco como base.

Los investigadores sostienen que los beneficios de la pintura ultrablanca se extenderían al planeta, pues afirman que podría frenar el calentamiento global si se aplicara a una variedad de superficies en todo el mundo. De hecho, en 2022 desarrollaron una nueva formulación de la pintura que la hizo más delgada y liviana, ideal para disipar el calor de automóviles, trenes, aviones e incluso naves espaciales.

La nueva formulación es una pintura nanoporosa que incorpora nitruro de boro hexagonal como pigmento y alcanza casi el mismo punto de reflectancia solar (97.9%) con una sola capa. La pintura pesa un 80% menos que la de sulfato de bario, pero tiene una reflectancia solar casi idéntica. Así, dicen, si se cubriera el 1% de la superficie terrestre con su tecnología se podrían mitigar los efectos totales del calentamiento global, por lo que continúan buscando fórmulas para superficies como las carreteras.