RCEP, la alianza comercial más grande del mundo

La Asociación Económica Integral Regional, está conformada por 15 economías de Asia-Pacífico que equivalen al 30% de la población, PIB y comercio mundial.

CPTTP vs RCEP

Ambos están constituidos, predominantemente, por economías asiáticas; sin embargo, en opinión de los expertos el CPTPP está un paso adelante respecto al RCEP en áreas como la protección de los derechos laborales y el medio ambiente, así como en lo relacionado con las empresas estatales, un tema que siempre ha generado gran controversia por el peso que tienen en el modelo de desarrollo de la economía china.

Cabe señalar que al salir Estados Unidos del TPP (ahora CPTPP), a instancias del presidente Trump, Japón y Canadá elaboraron una versión que, al incluir cláusulas sobre el trato no discriminatorio de las empresas estatales, abre la puerta para un posible ingreso de China.

Y, de hecho, así lo constata la declaración del presidente chino, Xi Jinping, en noviembre de 2020 en el marco de la Reunión de Líderes Económicos de la APEC en relación a que China “considerará favorablemente” unirse al CPTTP, algo sin precedentes para el país asiático y que le daría, de acuerdo con los expertos, un efecto de anclaje adicional a la esfera económica en todo el Pacífico, ya que el epicentro económico mundial se está desplazando rápidamente a esta área.

No deja de ser paradójico que un tratado comercial que nació a instancias de Estados Unidos para contrarrestar el peso económico de China pudiera convertirse ahora en punta de lanza para afianzar la posición de su acérrimo rival en materia comercial.

Por su parte, los tres países latinoamericanos que participan en el CPTTP se beneficiarán de las disposiciones que permiten la acumulación de origen, lo que en la práctica significa que un país puede utilizar insumos, productos y procesos originarios de otro socio del acuerdo como si fueran propios, lo cual es especialmente relevante para la participación de México en las cadenas de suministro globales.

El 15 de noviembre de 2020, 10 países miembros de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN) y cinco socios regionales (China, Japón, Corea del Sur, Australia y Nueva Zelanda) firmaron la Asociación Económica Integral Regional (RCEP), el cual es hasta ahora el acuerdo de libre comercio más grande del mundo. Las pláticas para conformar esta histórica alianza iniciaron en 2012, cuando la India formó parte de las negociaciones; sin embargo decidió retirarse en 2019.

Para analistas de BBVA Research, la finalización de las negociaciones es un mensaje que afirma el papel de China, Asia Oriental y la ASEAN (Camboya, Indonesia, Laos, Myanmar, Filipinas, Tailandia, Brunéi, Malasia, Singapur y Vietnam) en el apoyo al sistema de comercio multilateral; al tiempo que contribuirá al desarrollo de cadenas de suministro que se han visto interrumpidas por la pandemia del COVID-19 y el desacoplamiento entre China y Estados Unidos (EE.UU), además de apoyar la recuperación económica regional y mundial.

El nacimiento del RCEP también es vista como una forma de contrarrestar la influencia que EE.UU estaba tomando en Asia-Pacífico bajo el gobierno de Barack Obama al promover el Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica (TPP), hoy llamado Tratado Integral y Progresista de Asociación Transpacífico (CPTPP) e integrado por Australia, Brunéi Darussalam, Canadá, Chile, Japón, Malasia, México, Nueva Zelanda, Perú, Singapur y Vietnam al retirarse la economía estadounidense en 2017. La administración de Donald Trump tomó la decisión de defender el bilateralismo como forma de comercio preeminente para su país, por lo que salir de este tratado comercial fue un paso natural.

¿De qué va el RCEP?

Su principal objetivo es estimular la integración alrededor de China y Japón y conectar a alrededor del 30% de la población, la producción y el comercio mundial uniendo sus fortalezas en tecnología, manufactura, agricultura y recursos naturales.

La RCEP fortalecerá la sincronización de la cadena de suministro entre los miembros regionales interrumpidas por la pandemia de COVID-19 y el desacoplamiento entre China y EE.UU; además, acelerará la reubicación de la cadena de suministro del sector intensivo en mano de obra de China a los países de la ASEAN. El tratado también ayudará a reconstruir el suministro regional y reducir la dependencia de los mercados europeos y estadounidenses.

Su puesta en práctica, que podría demorarse un año hasta que al menos seis de los 10 países de la ASEAN y otros tres de los cinco miembros restantes lo ratifiquen, coincidirá en principio con una revitalización de las 15 economías en un escenario post COVID. Ambas circunstancias pueden allanar el camino, según los expertos, para años de un buen ritmo de crecimiento en Asia, lo que contribuiría a desplazar cada vez más el eje geopolítico y económico hacia este continente, que supondrá el 50% del PIB mundial y hasta un 40% del consumo global en 2040, de acuerdo con la firma de consultoría McKinsey.

Para los analistas de BBVA Research, al reducir significativamente las barreras arancelarias y no arancelarias, la RCEP mejorará los vínculos económicos reales entre los países miembros e intensificará el efecto indirecto del alto crecimiento económico de China a otras regiones económicas a través del comercio internacional, promoviendo la recuperación económica regional post COVID. En particular, aranceles cero cubrirá alrededor del 90% del comercio de bienes entre los miembros, la apertura del comercio de servicios y la Inversión Extranjera Directa (IED).

Como fuente clave de importaciones y principal destino de exportaciones, para la mayoría de los países miembros del RCEP, China parece ser el principal beneficiado y está bien posicionado para influir en las normas comerciales y expandir su influencia en Asia-Pacífico, algo que Obama quería prevenir con la creación del TPP. Hasta cierto punto, muestra la voluntad de la potencia asiática por tener un papel de liderazgo en la economía regional pues da un espaldarazo a las economías que lo integran y que pueden, a través de él, mejorar su competitividad y hacer frente al peso manufacturero de la segunda economía mundial. También, proporciona a China un escaparate del multilateralismo para enfrentar el unilateralismo estadounidense o al menos se defendió durante la administración Trump.

Con el triunfo de Joe Biden a la presidencia de los EE.UU aún no hay indicios del rumbo que tomará su agenda en materia de comercio internacional. Al respecto, los analistas coinciden en que, en el corto plazo, sus prioridades comerciales se centrarán en trabajar con aliados para presionar a China y forzar cambios en la Organización Mundial de Comercio (OMC). Ahora bien, si decide volver a reconectar con Asia-Pacífico, los expertos opinan que podría actuar como contrabalance de China y podría hacerlo regresando al CPTTP.

Otro punto por resaltar del RCEP es que se coloca como el primer tratado de libre comercio entre China y Japón y entre Japón y Corea del Sur, economías claves de Asia. La inclusión de Japón es particularmente importante, porque es el país que, tras la retirada de EE.UU del TPP, trabajó para que los otros once países se quedaran en el acuerdo, pero los países de la ASEAN son sus socios comerciales importantes.

Por lo que toca a las repercusiones del RCEP en las economías latinoamericanas, los expertos apuntan a que la integración entre ambas regiones tiene mucho margen de mejora, y que con las normas comunes será más fácil para las compañías de América Latina, con presencia en Asia, hacer negocios allí.

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